• 11 noviembre, 2025 14:42

José Mujica: Un legado de humildad, lucha y justicia social que trasciende fronteras

José Mujica, el ex presidente uruguayo conocido por su vida austera y su profundo compromiso con la justicia social, falleció a los 89 años en su chacra de Montevideo. A lo largo de su vida, Mujica desafió las normas del poder tradicional, y se convirtió en un referente de la izquierda latinoamericana, además de ser admirado a nivel mundial por su estilo de vida simple, su discurso sobre el consumo responsable y su lucha por la igualdad de derechos.

Durante su presidencia, que se extendió entre 2010 y 2015, Mujica implementó reformas históricas en Uruguay, como la legalización del matrimonio igualitario, la marihuana y el aborto. A pesar de recibir críticas de algunos sectores por su manejo de la economía, bajo su mandato, el país experimentó una notable disminución de la pobreza y un crecimiento económico sostenido. Fue un defensor de la austeridad y del bienestar colectivo, y su estilo directo y contracultural lo convirtió en una figura carismática a nivel internacional.

Sin embargo, su camino hacia la presidencia no fue fácil. Mujica pasó más de 14 años en prisión por su militancia en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, donde sufrió torturas, aislamiento y diversos abusos. A pesar de todo, siempre destacó la importancia de esos años en su formación personal, los cuales consideraba esenciales para comprender su vida y su lucha.

Tras su salida de prisión y luego de convertirse en presidente, Mujica continuó siendo una figura clave en la política de Uruguay. Su figura trascendió las fronteras del país, y en entrevistas en foros internacionales habló sobre temas como la felicidad, la ética y el amor por la tierra. De hecho, su discurso en la cumbre Río+20 de la ONU, donde dijo que el desarrollo debía estar a favor del amor y la felicidad, fue uno de los más recordados.

A lo largo de su vida, Mujica nunca dejó de sorprender con su humildad. Vivía en su chacra con su esposa Lucía Topolansky, exvicepresidenta y exguerrillera, y su perro Manuela, famosa por tener tres patas. Rechazó ofertas millonarias por su auto y mantenía una relación cercana con figuras internacionales como Lula da Silva y Hugo Chávez, aunque siempre se distanció del socialismo bolivariano.

En los últimos años de su vida, Mujica enfrentó una lucha contra el cáncer, al que se refirió con calma y aceptación, mostrando siempre su filosofía de vida: «no vivas temblando frente a la muerte». A pesar de su enfermedad, continuó siendo un referente para muchos, y su legado como un hombre que vivió con humildad y defendió la justicia social sigue vigente.

Con su partida, se cierra un capítulo importante de la historia política y social de Uruguay y de América Latina. Mujica no solo dejó un legado político, sino también una lección de vida sobre el valor de la simplicidad, el compromiso social y la lucha por la igualdad.

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