Este 20 de noviembre, se conmemora el Día Mundial de la Sífilis, una jornada clave para visibilizar esta infección de transmisión sexual (ITS) que, aunque es prevenible y curable, continúa representando un desafío significativo para la salud pública.
La sífilis es una infección causada por la bacteria Treponema pallidum. Muchas personas no manifiestan síntomas, por lo que puede pasar desapercibida, pero si no se trata, puede derivar en complicaciones graves.
En mujeres embarazadas, la sífilis no tratada puede transmitirse al bebé, generando sífilis congénita, un problema con consecuencias severas como muerte fetal, parto prematuro o secuelas neurológicas.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los casos de sífilis en adultos aumentaron un 26 % entre 2020 y 2022 en las Américas, alcanzando 3,4 millones de personas.
Por eso, la OPS impulsa recomendaciones clave, como mejorar el diagnóstico temprano, fortalecer los sistemas de vigilancia y garantizar el acceso al tratamiento en los servicios de salud, sobre todo en la atención primaria.
En Argentina, la situación llama la atención: el Boletín Epidemiológico Nacional reportó un crecimiento interanual del 20,5 % en los casos de sífilis, con más de 36 mil notificaciones en el período reciente.
El país ofrece test rápidos gratuitos y accesibles sin necesidad de orden médica, y el tratamiento con antibióticos —como penicilina— es seguro, eficaz y está disponible.
Con motivo de este día, distintas entidades sanitarias y organizaciones regionales refuerzan sus campañas bajo lemas como “Sí, se detecta, sí se trata, sí se cura”. El objetivo es fomentar el acceso al testeo, reducir el estigma y evitar la transmisión, especialmente entre embarazadas y poblaciones vulnerables.
Fuente : Organización Panamericana de la Salud (OPS).
